Malena Cid

Nacida y criada en la ciudad de Mérida capital del estado de Yucatán, Mexicana por lo tanto y orgullosa de serlo. Escritora por vocación y con ganas de comerme al mundo. 
Comencé a crear historias cuando tenía ocho años, en ese entonces llené libretas con bosquejos de lo que más tarde se convertirían de algunos de mis trabajos. Aprendí sobre la marcha y con el método cierto de ensayo y error. Descubrí el ritmo, la sonoridad, las posibilidades de una palabra y también, que menos muchas veces es más. 
Realmente no me gusta hablar de mí, encuentro un tanto difícil tratar de explicar lo que soy o lo que no, puedo decir sin embargo, que más que escribir amo narrar las fantasías que a mi alocada imaginación se le ocurren. 
Debo admitir que soy pésima auto promocionándome, un defecto que se ha tornado casi fatal en esta carrera de resistencia en la que se ha convertido mi vida como escritora. 
Más que trascender me gusta la idea de vivir, sentir, ser feliz y crear, aquí y ahora. Escribir por el placer de hacerlo y compartir el resultado esperando lo mejor. Si consiguiera, asimismo, ganarme la vida en el proceso no pediría más. 
Lo demás lo dejo al destino.

Algo para leerme:

Derecho, revés



Sentada en una mecedora, sin más compañía que coloridas bolas de lana, dos agujas y mucho tiempo, tejo  y me importa un comino lo que piensen los demás.
—Punto derecho.
Dicen que comencé esta afición por puro despecho, pero la verdad es que siempre había deseado hacerlo.
—Punto revés.
Mi madre cree que debería hacer otra cosa, cestería o cerámica tal vez. Mi suegra - quizás deba llamarla futura ex suegra - concuerda.
—Punto derecho.
A las dos se les ha ocurrido que de ese modo por lo menos tendremos una vajilla nueva en lugar de éste proyecto de manta que es cuento de nunca acabar.
—Punto revés.
Sin embargo yo encuentro relajante montar punto sobre punto.
—Punto derecho.
Ya que es lo único que monto, además cuando tejo no pienso.
—Punto revés.
¡Y menos en ese cabrón!
—Punto derecho.
 No me pregunto en dónde o peor aún, con quién esta.
—Punto revés.
Tejer me agrada.
—Punto derecho.
Así no extraño a ese hombre.
—Punto revés.
No desgasto mi tiempo en recuerdos.
—Punto derecho.
No pienso en su piel.
—Punto derecho.
O su aroma.
—Punto derecho.
Ni me da por idealizarlo en la cama.
—Punto derecho.
Y es que el desgraciado era bueno en ella.
—Punto derecho.
Más que bueno, maravilloso.
—Punto derecho.
Aguanta horas y además…
! Mierda!
¡Me equivoqué! ¡Y con lo que odio deshacer lo hecho! ¡Tres malditas horas desperdiciadas en nada!
Aunque eso no es lo peor, ni por mucho. Lo peor será cuando alguien entre a la habitación y pregunte en todo mesurado como quien le habla a una loca: "¿Qué tejes Penélope?"


Malena Cid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario nos crece.