Mi nombre es Mariela Villegas Rivero. Soy escritora mexicana nacida el 29 de enero de 1983. Estudié Licenciatura en Lenguas Modernas y ahora trabajo como maestra de una escuela secundaria en mi ciudad natal, Mérida, Yucatán.
No podría decir que los primeros años de mi infancia se vieron definidos por la palabra escrita, puesto que comencé a leer hasta que cumplí la mayoría de edad. Siempre me gustaron las historias de tonalidades obscuras, y el libro que marcó mi tendencia a escribir novelas de amor sobrenatural fue “Entrevista con el vampiro” de la maravillosa Anne Rice.
Podría definir mis historias como “relatos de sangre y pasión”. Soy una mujer de fuego y hielo, con tantos matices como la vida misma. Amo todo tipo de libros pero me enfoco en los inmortales porque creo en el amor eterno y me gusta pensar que en este universo existe la opción del bien y el mal, y la que sea que se escoja también optará por tomarnos a nosotros. Considero que la inmortalidad se puede alcanzar mediante la trascendencia de nuestras ideas. Escribir significa la realización de mis sueños, y resulta maravilloso poder compartir mis mundos con mis lectoras. Gracias por hacerme parte de sus vidas.
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http://www.youtube.com/watch?v=SMSafVN8wfc
Algo para leerme:
La princesa de los cuentos reales
Cuenta la leyenda que, en
un lugar no muy lejano a este universo, existía una princesa obscura que
necesitaba ser rescatada de la torre que su mente había creado. Estaba a la
espera de su príncipe de plata que la salvara, como su madre le había prometido
que sucedería algún día. Rezaba todas las noches, clamando la llegada de su
salvador. Pedía a los ángeles de iluminaran su camino, para que pronto se viera
libertada de su terrible prisión. Los años pasaban y la princesa se hacía
mayor. El príncipe no daba señales de estar cerca. Cada vez que se miraba al
espejo, perdía la esperanza de vivir para ver la llegada de aquél que con tanto
amor y paciencia pensaba. Las arrugas comenzaban a aparecer y las pupilas a
cansarse por tanto llanto, aunque eso no quitaba el hecho de que seguía siendo
sumamente hermosa.
Una mañana en la que el
sol penetró por los recovecos de su ventana y le quemó las pupilas violáceas,
se observó a sí misma, demacrada y sola, con una tristeza que le calaba los
huesos y el clamor de su alma, a punto de marchitarse. Se percató de que necesitaba
hacer algo para cambiar el rumbo de su suerte y dijo:
-Creo que mi amado
desconocido se ha perdido, así que es momento de salir de mi prisión e ir en su
búsqueda. Si me quedo, pereceré.
Sin más aspavientos ni
angustias, rompió las cadenas que le ataban a sí misma, y decidió partir a
buscar a su príncipe.
La travesía no fue nada
sencilla. Se enfrentó al terrible fuego del dragón de la realidad y le venció,
haciéndole saber que la luz de sus sueños siempre sería más potente que sus
brasas. Con la fuerza de la verdad de su lado, cruzó los truculentos mares de
la desidia que la querían arrastrar al olvido. Atravesó el camino de la pena y
el sopor, pero salió victoriosa con la espada de su sonrisa y el escudo del
positivismo. Hasta que llegó al pueblo de "Los Conformes", donde
quisieron detenerla para que retornara a la prisión a la que pertenecía, según
ellos.
-Ninguna princesa debería
valerse por sí misma. Eso es un mal chiste. Jamás lo lograrás –decían con
extrema vileza, arremetiendo contra ella y lanzándole las rocas de la
discordia. Nadie pudo contra su arma más poderosa, la entereza. Ella sabía que
llegaría a su destino... lo sabía porque su corazón le indicaba que estaba
cerca. Un sentimiento de certeza la guiaba y continuaba con valía.
Una vez cruzadas las
espinas del bosque de la duda, arribó a un claro. El sitio que imaginaba en sus
sueños. Y ahí, a lo lejos, se encontraba un hombre de pie junto a un lago,
esperándola. Era hermoso, muy hermoso y varonil. Se acercó y, curiosa,
preguntó:
-¿Eres tú el príncipe de
plata a quien tanto esperaba?
-Sí -respondió el divino
hombre de sonrisa contagiosa y cálida-. Una vez que dejaste de esperar y
decidiste salir en mi búsqueda, me liberaste... soy tuyo de ahora en adelante.
Y así, la princesa vivió
feliz por tanto tiempo como la vida le deparó, porque nunca volvió a esperar
ser rescatada. Se había convertido en una heroína de cuentos de realidades...
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