Todos nacemos con la
semilla de un talento escondido en un rincón del alma, esperando que un golpe
del destino o la gracia divina la descubra y la haga germinar. Muchos hemos
tenido la suerte de observarla crecer y madurar, alimentándola con nuestras
pasiones, con nuestro esfuerzo, con el ímpetu mágico que nos lleva a buscar
entenderla para darle forma y corregir aquí o allá alguna pequeña imperfección.
Así, nos hemos descubierto
escritores. ¿A qué negarlo? El mundo de las letras nos enardece y hace fluir en
nosotros el deseo irrefrenable de escribir para comunicar a otros, los
apasionados por leer, nuestro mundo interior nacido de palabras latientes y
tinta. Hemos pintado con fonemas mil mundos, transitando por los laberintos
dialécticos que embellecen nuestro idioma y lo pueblan de magia, exotismo y
placer.
Sin embargo, de tanto en
tanto, un dejo de tristeza y amargura se nos cuela en el alma, secando en
nosotros ese ímpetu creador que nos mantiene vivos: escribimos, ¿para quién?
Sentimos en nuestras venas que el arte que otrora fuera el más noble, el más
necesario para nutrir a los pueblos, se ha convertido en una chuchería más que
se negocia, se estima o se desprecia no por su valor literario sino según el
vaivén impúdico del mercado. Como escritores emergentes hemos visto cerrarse
las puertas de las grandes editoriales que solo publican lo que consideran
vendible, redituable, y hemos escuchado los lamentos de las más pequeñas que,
valorando nuestro trabajo, el escrito que hemos dado a luz con esfuerzo e
inconmensurable amor, se lamentan por no tener la capacidad económica para
publicarnos. Nos queda, entonces, el arduo, costoso y cansador camino de la
autopublicación, autocorrección, autopublicidad, auto-todo; actuando esto como
un ancla que nos impide desarrollarnos porque, como es obvio pensar, de algo
hay que vivir y muchos de nosotros tenemos más de un trabajo que atender además
del tiempo que nos insume la creación literaria.
¿Quiénes somos? Un hermoso
grupo de cinco escritores provenientes de Argentina, Colombia, México y Uruguay
que, habiendo coincidido en un momento de desesperación; que, viéndonos en la
necesidad de salir adelante luego de un fraude editorial, nos hicimos fuertes
y, así, amigos del alma. Ahora, desde la convergencia de nuestros Mil Géneros Literarios, buscamos
difundir nuestra obra desafiando los modelos establecidos que nos llevarían con
la corriente, buscando lectores ávidos de ideas nuevas y de calidad que hagan
más caso a las críticas incuestionablemente positivas que hemos cosechado, que
a la dictadura del rating.
Invitamos, pues, a toda la
comunidad americana que nos nutre y nos forma, y a las que nos rodean curiosas,
a apoyarnos para que los esfuerzos por ver nuestros libros en papel se concreten
y no queden en meros sueños. Somos escritores, artistas de la palabra, amigos
incondicionales, que cultivamos nuestros dones para que otros sueñen con
nuestros sueños y vuelen con nuestras alas.
El desafío es enorme: dar
a conocer nuestro trabajo para que todos sepan que estamos acá, esperando poder
divulgar la diversidad de las palabras que han quedado fuera del resguardo de
una casa editorial, brillando por su propia calidad. Mostrar al lector,
compañero de ruta sin el cual no somos nada, que el motor que nos mueve ha
creado mil universos para explorar.
Cultivamos Mil Géneros
Literarios para que el mundo no enmudezca.
Malena Cid (México)
Mary Heathcliff (Colombia)
Andrea V. Luna (Argentina)
Dante Rodríguez Larramendi
(Uruguay)
Mariela Villegas Rivero
(México)
Imagen de http://www.siffertart.com